Desde el 19 de enero de 2024, Nery Ramos, representante del partido Azul, se desempeña como Presidente del Congreso de la República de Guatemala. Ramos asumió este cargo tras una decisión de la Corte de Constitucionalidad que ordenó repetir las elecciones, superando así a Samuel Pérez. El foco de atención ahora recae en los salarios de los congresistas y en la eficiencia legislativa durante su mandato.
El liderazgo de Ramos se caracteriza por su impacto en la estructura salarial del Congreso. Como presidente, Ramos percibirá alrededor de Q61 mil mensuales, incluyendo gastos de representación y dietas por diversas funciones. Los tres vicepresidentes del Congreso recibirán Q53 mil cada uno, mientras que los cinco secretarios del organismo legislativo ganarán aproximadamente Q58 mil mensualmente. Estas cifras contrastan con el salario de Q29 mil 150 que recibe el resto de los congresistas, quienes también gozan de bono 14 y aguinaldo.
Sin embargo, más allá de los salarios, se ha observado un estancamiento significativo en la X legislatura. Las críticas se centran en la escasa producción legislativa y en la falta de avances en temas cruciales para el país. Este escenario plantea interrogantes sobre la eficiencia y la justificación de los salarios dentro del Congreso.
Es importante destacar que Nery Ramos no es ajeno a la esfera pública guatemalteca. Su trayectoria incluye la dirección de la Policía Nacional Civil (PNC) entre 2015 y 2018, periodo durante el cual fue elogiado por Estados Unidos, calificándolo como un “socio valioso”. No obstante, fue destituido por el entonces Ministro de Gobernación, Enrique Degenhart.
La gestión de Nery Ramos al frente del Congreso será observada de cerca, no solo por los salarios que perciben los legisladores, sino también por la capacidad de avanzar en la agenda legislativa. La sociedad guatemalteca espera acciones concretas y resultados tangibles que justifiquen estos ingresos en un contexto de retos políticos y sociales significativos.
