La cohesión dentro de la alianza oficialista en el Congreso de Guatemala se encuentra en un punto crítico, según declaraciones recientes del diputado Allan Rodríguez, jefe de la bancada VAMOS. Calificando la unión de los partidos como “una alianza pegada con chicle”, Rodríguez destaca los crecientes desafíos y tensiones surgidos por el incumplimiento de promesas y discrepancias en el nombramiento de gobernadores departamentales. Esta situación pone de manifiesto las dificultades internas que enfrenta la coalición gobernante, marcada por conflictos con diputados de otras bancadas que forman parte de la alianza.
Los problemas internos dentro de la alianza oficialista han salido a la luz tras una serie de desencuentros entre sus miembros, especialmente en lo que respecta a la gestión de compromisos previamente acordados y la selección de gobernadores departamentales. Estas disputas han evidenciado una fractura en la unidad y el consenso necesarios para una gobernabilidad efectiva, poniendo en riesgo la estabilidad política y la implementación de la agenda legislativa del gobierno.
La metáfora utilizada por Rodríguez no solo refleja la fragilidad de los lazos que unen a la alianza, sino que también subraya la importancia de la confianza y el cumplimiento de acuerdos dentro de las dinámicas políticas. La falta de coherencia y unidad amenaza con debilitar la capacidad del gobierno para llevar a cabo sus planes y políticas.
