Tras más de tres semanas de vivir en medio de una inundación provocada por fuertes lluvias y deficiencias en el drenaje, los vecinos de Chalco, un suburbio de Ciudad de México, luchan por adaptarse a una nueva y peligrosa realidad rodeados de aguas negras.
Más de 1.100 personas fueron evacuadas del área y hay afectaciones en más de 2.000 viviendas, en donde el nivel del agua alcanzó hasta un metro y medio de altura, informaron autoridades locales.
Una de esas casas fue la de Esmeralda Hernández, de 27 años. La mujer cuenta que el agua de las lluvias comenzó a filtrarse por el techo y las esquinas del lugar donde vive con otros 12 familiares.
Su padre, paciente de una avanzada diabetes que ataca uno de sus pies, no pudo ser atendido a tiempo, pues la inundación les hacía imposible salir e impedía el paso de ambulancias. Con ayuda de una vecina, finalmente pudo ser trasladado a un hospital.
“Ya hoy le van a dar de alta pero lamentablemente le tuvieron que amputar su pierna. Las condiciones de higiene no le ayudaron mucho, le avanzó más rápido la infección de su pie”, cuenta Hernández a la AFP.
Su madre, enferma de párkinson, también sufrió una caída al interior de la vivienda anegada y estuvo cerca de ahogarse, añade la mujer, por lo que conseguir un nuevo lugar para vivir es urgente.
“Andamos buscando una casa para irnos a vivir todos porque me dijeron que no puedo llevar a mi papá al agua sucia”, dice Hernández, quien desde el lunes permanece, junto con varios de sus familiares, en un refugio para damnificados habilitado por las autoridades locales.
- Pérdidas –
Otros han decidido irse a albergues habilitados por las autoridades, como José Gómez, de 68 años y quien con el apoyo de militares desplegados para atender la emergencia pudo llegar con sus cuatro perros.
“Le pedí ayuda a los soldados para que me ayudaran a sacar a mis animalitos (…). Ya me trajeron para acá y están ellos aquí y no los puedo abandonar”, dijo a la AFP.
Su casa quedó inhabitable y estima que entre televisores, muebles y ropa ha perdido unos 3.000 dólares.
Noé Rodríguez, de 56 años y quien desde los 11 vive en Chalco, se aventuró a llegar en bicicleta hasta la zona donde está su casa y hacer un recuento de daños.
“Cuando llueve sube de vuelta el agua (…) Ayer vine para acá y me llegaba hasta arriba de la cintura el agua. Como tengo pollos ya hasta se ahogaron”, dijo a la AFP este hombre que se aloja desde hace dos semanas en un albergue.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, explicó el martes que las inundaciones en Chalco se agravaron porque el sistema de desagüe fue rebasado.
“Es un drenaje de muy poco diámetro para todo lo que ha estado lloviendo”, dijo el mandatario en su habitual rueda de prensa.
La policía del Estado de México, donde se ubica Chalco, junto con el ejército y la Guardia Nacional, permanecen en la zona inundada haciendo recorridos en botes salvavidas o en camiones y vehículos de llantas altas para trasladar a personas que permanecen en sus viviendas, llevándoles además alimentos o productos de higiene y salud.
Las autoridades también han instalado puestos de atención médica que entregan medicamentos o vacunan a los vecinos del área afectada para impedir la propagación de enfermedades infecciosas.