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LA LIBERTAD DE CUESTIONAR A LA NUEVA “PRIMAVERA”

En palabras de George Orwell: “Si algo significa la libertad es el derecho a decirle a la gente lo que no quiere oír”.

La censura no es deseable en ningún termino, pero es terrible cuando se da desde ámbitos gubernamentales o cuando existen medios de “comunicación” subvencionados o financiados por un gobierno local o extranjero. Cuando los progresistas han llegado al poder en Latino América usualmente es después de un proceso propagandístico en donde se venden como los grandes defensores de los pobres, los marginados y las minorías pero en cuanto ponen un pie en los edificios de gobierno los pobres se multiplican, se financian aquellas minorías “marginadas” (apalancadas por la industria del entretenimiento y los medios de comunicación) que están en línea con la agenda del gobierno mundial a costa de oprimir, censurar o ridiculizar a la mayoría que se opone a ser adoctrinada y a que sus impuestos sean usados en eso. Nos llevan sin lugar a dudas a crisis económicas, programas y políticas populistas que no resuelven las necesidades de la población pero que se ven bonitos en un tiktok cuando “regalan” cosas a la población devolviéndoles solo una minúscula parte de lo que en principio les quitaron para luego pedir que se les dé las gracias.

En la nueva primavera se pone en riesgo no solo la libertad de prensa sino incluso la libertad de expresión de los individuos, no porque el individuo sufra de una injerencia gubernamental sino por su tendencia al comportamiento de rebaño, ese deseo de querer encajar y de no querer parecer fuera de lugar lo que termina en provocar una ola de AUTOCENSURA y no es por miedo a ser procesados sino por miedo al escarmiento de la opinión pública, por lo que empiezan a padecer síntomas de cobardía intelectual.

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Cualquier periodista podría admitir que no hay de momento una censura oficial, aunque tengamos algunas quejas justificadas al ser atacados por netcenters y politokers que constantemente defienden al gobierno y ventilan la vida privada de cualquiera que se atreva a cuestionar, o incluso cuando son nuestros funcionarios los que nos bloquean en sus redes sociales oficiales, lo que provoca que la censura en gran parte se vuelva “voluntaria” porque nadie quiere tener opiniones “impopulares” o políticamente “incorrectas” aunque no exista la prohibición oficial para expresarlas.

En cuanto a la prensa, en Guatemala hemos tenido crisis institucionales, de infraestructura, de medicamentos, de seguridad, entradas y salidas en el gabinete de gobierno, la compra de eurobonos que nos endeudan, una ampliación presupuestaria injustificada si tomamos en cuenta la baja ejecución que han demostrado y en puerta una propuesta de presupuesto general que los funcionarios de distintos entes gubernamentales no han podido, explicar, justificar o defender ante los cuestionamientos de varios diputados y esas por mencionar algunas, ¿No merecen todas esas crisis tener grandes titulares? ¿Por qué la prensa se silencia a si misma? No descarto que se deba a la intervención del gobierno pero parece más bien un acuerdo tácito de no publicar aquello que no les resulta conveniente.

Hoy la mayoría de los medios tiene una admiración conveniente con el gobierno de turno y aunque todos lo sabemos precisamente porque lo hacen de forma evidente, muy pocos nos atrevemos a decirlo en voz alta, para estos medios es casi imposible informar sobre los desaciertos del gobierno y todo porque la mayoría de los individuos hoy padecen de cobardía intelectual. Casi nadie publicara algo que ponga en desventaja a Bernardo Arévalo pero masacraran sin pensar a Ligia Hernández por aceptar cargos tras ser acusada de haber cometido ilegalidades en la constitución del partido movimiento semilla, mismo con el que Arévalo llego al poder y cuyo pilar fue el discurso ¿Anticorrupción?, algo es claro los progresistas devoran a los suyos y en tribunales no hay discurso populista, ni intervención extranjera que te proteja de haber vendido a tu patria. Incluso las diversas publicaciones de la noticia no generaron respuestas de rechazo entre los oficialistas sino solo discursos vacíos de solidaridad que curiosamente no tuvieron desde que empezó a ser procesada.

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La cobardía intelectual no es algo nuevo, ya ha pasado antes y lamentablemente quizá pase en el futuro cuando guardamos silencio ante los que hoy llaman al presidente Tio Bernie como lo hicimos en el pasado frente a los que llamaron a uno Mi Lord, y en el futuro guardemos silencio ante los que otorguen un título populista al siguiente en turno con el objeto de crear una falsa cercanía con la gente, y es que si algo ha entendido el politiquero de la era digital es que las propuestas, los méritos, las capacidades o la experiencia no importan, todo hoy se mueve con narración y esto no respeta ideologías, no importa el SER solo importa el PARECER una propuesta anti ___ (llenar el espacio con cualquier cosa que moleste a la masa).

En la primavera del absurdo y la polarización se atrevieron a conmemorar los eventos de la revolución del 44 y a poner como los grandes líderes de la misma a Juan José Arévalo y Jacobo Árbenz Guzmán  sin poner en las pancartas principales a quien sí fue el líder de la misma el coronel Francisco Javier Arana cuyo asesinato dio paso a que el pupilo de Arévalo (padre) Árbenz no tuviera obstáculo para volverse presidente, que en su equivalente sería como hablar de los eventos de 1492 sin citar a Cristóbal Colón. ¿Dejaremos alguna vez de ser prófugos del intelecto? ¿o continuaremos siendo presos de lo políticamente correcto? ¿tenemos tendencia al comportamiento de rebaño? ¿nacimos para ser serviles? ¿nos atreveremos alguna vez a luchar por nuestra libertad? ¿seguiremos buscando en los políticos a un nuevo mesías?

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Evidentemente no podemos esperar que ciertos medios progresistas que fungen como porristas informen aquellas verdades incomodas para el gobierno, lo verdaderamente preocupante es que no podamos esperar ser informados por medios que tradicionalmente asumíamos como medios de derecha, ni aun de los que ideológicamente se presentan como neutrales, no hay notas inteligentes o siquiera honradas por personas a las que parece que el título periodista les ha quedado demasiado grande y han terminado por maquillar o peor ocultar la información.

¿Cree la prensa que se deben a la nueva “primavera” o que cualquier cuestionamiento sobre Movimiento Semilla es una herejía? ¿Es esta una nueva forma de inquisición intelectual?

¿Pueden los oficialistas, los politokers y el netcenter escuchar a quienes no están conformes? ¿o solo están dispuestos a apalancar aquellas opiniones chapuceras y demagógicas mientras sean lo que quieren oír?

A los ciudadanos me dirijo para decirles que, si la libertad significa algo, en palabras de George Orwell es:

¡En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario!

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