El Ministerio de Defensa ruso informó este sábado que sus fuerzas lograron interceptar ocho misiles balísticos lanzados por Ucrania en un aparente intento de atacar instalaciones estratégicas en la región de Donetsk. Este hecho ocurre en un contexto de intensificación del conflicto en el este de Ucrania, donde los combates se han recrudecido en las últimas semanas.
Según el comunicado oficial difundido por Moscú, los misiles balísticos, presuntamente del tipo Tochka-U, fueron detectados y derribados por sistemas antiaéreos rusos en diferentes áreas cercanas a la línea del frente. La interceptación se habría llevado a cabo sin que se registraran daños significativos en infraestructuras ni víctimas civiles, de acuerdo con las autoridades rusas.
El portavoz del Kremlin destacó que los ataques formaron parte de una “escalada de provocaciones” por parte de Ucrania, a la que acusaron de intentar desestabilizar las zonas bajo control ruso en Donetsk. No obstante, Kiev no ha emitido hasta el momento declaraciones oficiales confirmando o negando estas acusaciones.
Los combates en Donetsk, una región reclamada por Moscú desde su anexión parcial tras el referéndum de 2022, han experimentado un aumento de intensidad. Analistas señalan que ambas partes están desplegando recursos adicionales en la zona, posiblemente con miras a consolidar posiciones antes del invierno.
Por su parte, organismos internacionales han expresado preocupación por el uso continuado de armas balísticas en áreas civiles, advirtiendo sobre el impacto humanitario que podría tener una escalada de esta naturaleza. La comunidad internacional sigue dividida en torno al conflicto, con Rusia y Ucrania culpándose mutuamente de las hostilidades.
El derribo de ocho misiles balísticos por parte de Rusia subraya la tensión persistente en el este de Ucrania, mientras ambas naciones continúan inmersas en un conflicto que parece lejos de resolverse. Este episodio añade un nuevo capítulo a la serie de acusaciones mutuas, reforzando la necesidad de mediación internacional para evitar una mayor escalada en una región ya devastada por la guerra.
