El gobierno confirmó la aceptación de la renuncia del gobernador del departamento de Guatemala, Diego de León, quien enfrentó fuertes cuestionamientos por su desempeño en el cargo. Junto con él, también se aceptaron las dimisiones de los gobernadores de Quiché, Jalapa, Baja Verapaz y Suchitepéquez, marcando un cambio significativo en la administración de estas jurisdicciones.
La renuncia de Diego de León ocurre en un contexto de críticas intensas por parte de diversos sectores, que señalan su falta de capacidad para enfrentar problemas clave durante su gestión, entre ellos la atención de emergencias como los recientes incendios forestales. La gestión del exgobernador fue señalada en el Congreso como ineficaz, lo que generó presiones para su salida.
Durante su tiempo en el cargo, De León fue acusado de manejar de manera deficiente los recursos asignados para emergencias, además de carecer de un plan estratégico para la prevención de desastres naturales y la atención de comunidades afectadas.
Además de De León, los gobernadores de Quiché, Jalapa, Baja Verapaz y Suchitepéquez también presentaron sus renuncias, las cuales fueron aceptadas oficialmente. Según fuentes del Ejecutivo, las renuncias obedecen a una reestructuración interna, aunque en varios de estos casos se reportan críticas similares relacionadas con la gestión de programas de desarrollo y la ejecución presupuestaria en sus respectivos departamentos.
Entre los problemas recurrentes señalados están la falta de ejecución de proyectos prioritarios, el manejo ineficiente de fondos públicos y la incapacidad para resolver conflictos sociales.