El gobierno del presidente de Guatemala ha presentado el programa de remozamiento escolar como un importante avance en la educación. Sin embargo, tras investigar y visitar varias escuelas, quedó en evidencia que estos trabajos no representan mejoras reales en la infraestructura, limitándose a acciones superficiales como pintura y reparaciones menores, sin impacto significativo en las condiciones de aprendizaje de los estudiantes.
El presidente aseguró que el programa de remozamiento escolar ha alcanzado más de 11,500 instituciones educativas, superando las cifras del gobierno anterior. Sin embargo, este supuesto “logro” es cuestionado debido a la naturaleza de las obras realizadas. Los recursos entregados a las organizaciones de padres de familia (OPF) se destinan principalmente a pintura, reemplazo de láminas y pequeñas reparaciones, dejando de lado problemas estructurales y necesidades urgentes como techos seguros, instalaciones sanitarias adecuadas y mobiliario funcional.
El mandatario admitió que no se trata de la construcción de nuevas escuelas ni de remodelaciones profundas, sino de un programa limitado por los fondos disponibles. Según sus palabras, “lo que estamos haciendo es dando los fondos que se necesitan para poder hacer lo que podamos”. Esto deja en claro que el remozamiento escolar no atiende las verdaderas necesidades del sistema educativo, presentándose como un esfuerzo insuficiente que el gobierno intenta vender como un gran logro.
Las organizaciones comunitarias y los mismos padres de familia han expresado su frustración ante el programa, pues los trabajos realizados no abordan las condiciones precarias en las que muchos niños reciben clases. Techos con goteras, baños insalubres y falta de materiales educativos siguen siendo problemas cotidianos que el gobierno ignora, mientras promociona el programa como un éxito.
En nuestras visitas a distintas escuelas, constatamos que los remozamientos se limitan a pintar paredes y cambiar algunas láminas. Estas acciones, aunque útiles en cierta medida, no resuelven los problemas estructurales ni generan un impacto significativo en la calidad educativa.
El presidente instó a la población a visitar el sitio web del Ministerio de Educación para verificar las escuelas intervenidas, con fotos del antes y después. Sin embargo, estas imágenes no reflejan mejoras profundas, sino cambios cosméticos que buscan justificar los fondos utilizados. Además, los datos proporcionados no explican cómo se priorizan las escuelas ni por qué se descartan necesidades urgentes en muchas comunidades.
El presidente también destacó que su gobierno ha intervenido más escuelas que la administración anterior en menor tiempo. No obstante, estas cifras no consideran la calidad ni el impacto de las intervenciones. Remozar 11,500 escuelas con trabajos mínimos no significa un verdadero avance en educación, sino una estrategia para inflar números y aparentar eficiencia.