Mientras crecen las críticas al presidente por el uso de recursos públicos en eventos privados y los millonarios gastos en alimentación revelados por la SAAS, fuentes cercanas al Ejecutivo confirman que la destitución del ministro de Gobernación es un hecho.
La decisión del mandatario llegaría tras una cadena de desaciertos que incluyen la represión policial contra manifestantes, contradicciones sobre la responsabilidad del fallido seguro obligatorio y el aumento de los índices de inseguridad que han afectado incluso a turistas. A esto se suman las declaraciones públicas del ministro que han desatado mayor rechazo ciudadano. La salida del funcionario, lejos de calmar las aguas, sería un nuevo indicio de la inestabilidad interna que enfrenta el gobierno.
En las últimas horas, también se han registrado señales de tensión en la alianza oficialista. El diputado Samuel Pérez, del cancelado partido Semilla, reaccionó públicamente a las revelaciones de los gastos de la SAAS, marcando distancia con el presidente.
Todo esto ocurre en un contexto donde la administración parece perder el control tanto en la calle como dentro del mismo Ejecutivo, dando señales de improvisación y falta de liderazgo.