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Durante el desarrollo de la sesión, diputados de la alianza oficialista intentaron impulsar una agenda legislativa orientada a satisfacer los intereses de la bancada afín al presidente Bernardo Arévalo. Entre los puntos impulsados destacaba la moción para modificar la Ley Orgánica del Ministerio Público, en línea con los esfuerzos del Ejecutivo por destituir a la fiscal general Consuelo Porras.
Sin embargo, la mayoría de diputados de distintas bancadas mostró resistencia a seguir los lineamientos dictados por el oficialismo, negándose a aprobar la modificación de la ley. La situación escaló cuando diputados identificados como exintegrantes del Movimiento Semilla adoptaron actitudes desafiantes, protagonizando gritos, discusiones y altercados impropios del decoro parlamentario.
Al no lograr avanzar con su agenda, se solicitó una revisión de quórum. Aunque había más de 100 diputados presentes en el hemiciclo, el presidente del Congreso, Nery Ramos, quien ha sido señalado de actuar bajo órdenes del oficialismo, procedió a cancelar la sesión sin otorgar tiempo suficiente para que los parlamentarios se registraran formalmente. Esto generó un fuerte reclamo entre diputados de otras bancadas.
Posteriormente, se registraron escenas lamentables cuando los diputados aliados al oficialismo agredieron verbalmente y empujaron a legisladores que intentaban acercarse al presidente del Congreso para exigir explicaciones. Estos actos evidenciaron, según los parlamentarios opositores, que el cierre abrupto de la sesión fue una decisión planeada para bloquear cualquier acción legislativa contraria a los intereses del Ejecutivo.
Diputados de diversas bancadas expresaron su rechazo a las agresiones y lamentaron el deterioro del respeto parlamentario a manos de los diputados independientes que integraron el cancelado Movimiento Semilla. Señalaron que las acciones violentas y autoritarias no tienen cabida en un Congreso que debe actuar con responsabilidad y apego a la ley.
Durante el desarrollo de la sesión, diputados de la alianza oficialista intentaron impulsar una agenda legislativa orientada a satisfacer los intereses de la bancada afín al presidente Bernardo Arévalo. Entre los puntos impulsados destacaba la moción para modificar la Ley Orgánica del Ministerio Público, en línea con los esfuerzos del Ejecutivo por destituir a la fiscal general Consuelo Porras.
Sin embargo, la mayoría de diputados de distintas bancadas mostró resistencia a seguir los lineamientos dictados por el oficialismo, negándose a aprobar la modificación de la ley. La situación escaló cuando diputados identificados como exintegrantes del Movimiento Semilla adoptaron actitudes desafiantes, protagonizando gritos, discusiones y altercados impropios del decoro parlamentario.
Al no lograr avanzar con su agenda, se solicitó una revisión de quórum. Aunque había más de 100 diputados presentes en el hemiciclo, el presidente del Congreso, Nery Ramos, quien ha sido señalado de actuar bajo órdenes del oficialismo, procedió a cancelar la sesión sin otorgar tiempo suficiente para que los parlamentarios se registraran formalmente. Esto generó un fuerte reclamo entre diputados de otras bancadas.
Posteriormente, se registraron escenas lamentables cuando los diputados aliados al oficialismo agredieron verbalmente y empujaron a legisladores que intentaban acercarse al presidente del Congreso para exigir explicaciones. Estos actos evidenciaron, según los parlamentarios opositores, que el cierre abrupto de la sesión fue una decisión planeada para bloquear cualquier acción legislativa contraria a los intereses del Ejecutivo.
Diputados de diversas bancadas expresaron su rechazo a las agresiones y lamentaron el deterioro del respeto parlamentario a manos de los diputados independientes que integraron el cancelado Movimiento Semilla. Señalaron que las acciones violentas y autoritarias no tienen cabida en un Congreso que debe actuar con responsabilidad y apego a la ley.
