El gigante automotriz Volkswagen anunció un drástico recorte de 35,000 puestos de trabajo en Alemania para el año 2030, lo que representa aproximadamente un tercio de su plantilla en el país. Este ajuste, impulsado por la necesidad de reducir costes operativos, es parte de un plan para evitar el cierre de fábricas y restaurar la competitividad del grupo, que enfrenta diversos desafíos económicos.
Volkswagen explicó que la decisión se tomó tras alcanzar un acuerdo con los sindicatos, con el objetivo de generar ahorros por un total de 4,000 millones de euros (aproximadamente 32,028 millones de quetzales). Estos recortes de personal no serán forzosos, sino que se llevarán a cabo principalmente mediante jubilaciones no sustituidas, lo que permitirá a la empresa reducir sus costos laborales sin recurrir a despidos masivos, una preocupación que había generado tensiones durante las negociaciones.
El sindicato destacó que se había logrado una solución equilibrada, que protege los puestos de trabajo existentes, asegura la producción en las plantas y asegura inversiones futuras en el sector. “Logramos encontrar una solución que salvaguarda los puestos de trabajo, preserva la producción en las plantas y, al mismo tiempo, permite importantes inversiones futuras”, dijo Thorsten Gröger, negociador del sindicato.
Una de las principales demandas de los sindicatos durante las negociaciones fue evitar el cierre de plantas y asegurar que los recortes no resultaran en despidos. A pesar de que Volkswagen había considerado inicialmente la posibilidad de suprimir hasta 55,000 puestos de trabajo, el acuerdo alcanzado limita los recortes a 35,000 y asegura que no habrá cierres de plantas.
“Las medidas respetan las líneas rojas del sindicato”, aseguró Gröger, al tiempo que confirmó que no se llevarán a cabo despidos forzosos. En su lugar, se tomaron medidas como la reducción de la capacidad de producción en varias de las diez plantas alemanas de Volkswagen, lo que permitirá un ajuste más suave y controlado de la plantilla.
Volkswagen enfrenta una serie de dificultades económicas que han obligado a la empresa a tomar medidas drásticas. En primer lugar, la ralentización de las ventas a nivel mundial ha afectado los márgenes de beneficio de la marca insignia del grupo, que representa más de la mitad de las ventas. Además, la competencia creciente de los fabricantes chinos de automóviles y la falta de modelos eléctricos atractivos han frenado la transición hacia los vehículos eléctricos, un área en la que Volkswagen había apostado fuertemente.
El consejero delegado de Volkswagen, Oliver Blume, explicó que los costos de la empresa son demasiado elevados y los márgenes de beneficio, especialmente en su marca principal, son insostenibles en el contexto actual. “Los márgenes de beneficio son demasiado bajos, y los costos de la empresa son demasiado elevados”, afirmó Blume.