Guatemala, – El papel del periodismo en la sociedad siempre ha sido el de informar, ofreciendo una mirada objetiva y balanceada de los acontecimientos. Sin embargo, en Guatemala, esta línea entre periodismo y activismo político parece cada vez más borrosa, especialmente en el contexto de recientes eventos que han puesto en tela de juicio la imparcialidad de ciertos medios de comunicación.
En un episodio reciente, un grupo de activistas y periodistas fueron vistos encendiendo cohetes en una protesta dirigida contra la Dra. María Consuelo Porras, Fiscal General de la República. Esta manifestación tenía como objetivo exigir su renuncia por investigar al partido del actual presidente Bernardo Arévalo y su partido Movimiento Semilla, actualmente suspendido por orden judicial.
Consuelo Porras abandona la reunión de Gabinete #AdiósConsuelo 👋 Después de unos minutos de presentarse a la reunión, la fiscal general se retiró bajo el argumento de que su mandato constitucional le prohíbe la participación en una reunión de concejo de ministros. pic.twitter.com/e9HOv086Y4
— Prensa Comunitaria Km169 (@PrensaComunitar) January 29, 2024
Este incidente resalta una tendencia preocupante en el periodismo guatemalteco, donde la línea entre informar y activar políticamente se ha desdibujado. Medios como La Hora, con vínculos financieros a figuras como Luis von Ahn, que inclusive fue financista de la campaña de Bernardo Arévalo y otros como Ruda, Prensa Comunitaria y Plaza Pública, han sido criticados por sus prácticas periodísticas que bordean el activismo político, a menudo promoviendo agendas específicas y poniendo en duda su objetividad y credibilidad.
La financiación de algunos de estos medios por entidades como Open Society Foundations ha generado interrogantes sobre su independencia. La participación activa de periodistas en protestas políticas, especialmente en aquellas que buscan influir en decisiones judiciales o políticas, es un claro ejemplo de esta problemática.
#AhoraLH | En las afueras del callejón Manchen, manifestantes colocaron una ametralladora con el rostro de la Fiscal General Consuelo Porras, quien fue citada por el presidente Bernardo Arévalo a la reunión de gabinete.
— Diario La Hora (@lahoragt) January 29, 2024
📷: M.J. Bonilla/LH pic.twitter.com/QUJOECPfgd
Los medios de comunicación en Guatemala, y en general en América Latina, han sido frecuentemente utilizados como herramientas para implantar narrativas específicas y manipular la opinión pública. Esta estrategia es evidente en la forma en que ciertos medios, a menudo financiados por grupos de interés con agendas políticas claras, seleccionan y presentan las noticias. Al enfocarse en ciertos temas, omitir otros, o presentar los hechos de una manera sesgada, estos medios buscan influir en la percepción pública y guiar la conversación política en una dirección que beneficia a sus financistas o alinea con sus ideologías. Este fenómeno no solo socava la confianza en los medios como fuentes objetivas de información, sino que también plantea serias preocupaciones sobre el impacto de estas prácticas en el fortalecimiento de la democracia y la preservación del debate público saludable y diverso en la sociedad.
El debate sobre la coexistencia del periodismo y el activismo no es nuevo. En eventos como el Festival Gabo 2018, periodistas de renombre como Masha Gessen y María Elena Salinas debatieron sobre si el periodismo puede ser una forma de activismo, especialmente en la defensa de minorías o inmigrantes. Sin embargo, en el contexto guatemalteco, donde la política a menudo está marcada por tensiones y divisiones profundas, la mezcla de periodismo con activismo político plantea serias preguntas sobre la capacidad de los medios para mantener una perspectiva objetiva.
«No se formó gran revuelo por la reunión con Consuelo porque a ella, la muy soberana, no le dio la puerca gana». https://t.co/h1t8G6NG2F
— Diego España (@DiegoEspana_) January 25, 2024
La situación en Guatemala es un reflejo de una tendencia más amplia en América Latina, donde la relación entre la prensa y la política se ha vuelto cada vez más tensa. La estigmatización de los medios, el uso de noticias falsas y la manipulación política son desafíos que enfrentan los periodistas en la región.
En conclusión, el incidente reciente en Guatemala destaca la necesidad urgente de revisar y reafirmar los principios del periodismo imparcial. Es esencial que los medios de comunicación se distancien de las influencias políticas y se enfoquen en su rol fundamental de informar de manera objetiva y equilibrada, manteniendo así la confianza del público en el periodismo como pilar fundamental de la democracia.