La reciente conferencia de prensa brindada por la Junta Directiva del Congreso, liderada por Nery Ramos, ha evidenciado un momento de tensión y contradicciones en temas críticos como la independencia de los poderes del Estado y la posible injerencia extranjera en asuntos internos. Las respuestas de Ramos a preguntas sobre la coordinación con el Ejecutivo y la participación solicitada por el presidente Bernardo Arévalo ante la OEA para el proceso de elección de cortes, han generado un debate sobre la coherencia entre las declaraciones públicas y las acciones políticas del Congreso.
En el centro de la controversia se encuentra la aparente discrepancia entre el discurso de Ramos, que enfatiza el respeto a la separación de poderes establecida por la Constitución, y las recientes acciones y declaraciones que sugieren una alineación con la agenda del Ejecutivo, especialmente en lo que respecta al presupuesto nacional. La incomodidad de Ramos fue palpable cuando se le cuestionó sobre las negociaciones legislativas con el Ejecutivo para aumentos presupuestarios significativos, a lo que respondió reiterando la política de “puertas abiertas” del Congreso para trabajar coordinadamente con otros poderes del Estado.
A esto se suma la polémica generada por la reciente visita del presidente Arévalo a la OEA, donde solicitó la participación de dicho organismo en el proceso de elección de cortes en Guatemala. Esta acción ha sido interpretada por algunos como una violación a la independencia de poderes y una posible injerencia extranjera en asuntos internos del país, temas sensibles en el contexto político guatemalteco. Las declaraciones de Ramos sobre este punto se limitaron a expresar respeto por las decisiones del presidente, sin abordar directamente las preocupaciones sobre la injerencia internacional.
Las declaraciones de Nery Ramos tras la sesión de jefes de bloque del Congreso reflejan las tensiones. La contradicción entre el discurso de respeto a la independencia de poderes y las acciones que sugieren una estrecha coordinación con el Ejecutivo, así como la ambigua postura frente a la participación solicitada por el presidente Arévalo ante la OEA, plantean interrogantes sobre la coherencia y la dirección de las políticas legislativas en el país. Este episodio subraya la importancia de la transparencia, la coherencia y el firme compromiso con los principios democráticos en la gestión de los asuntos públicos, esenciales para fortalecer la confianza en las instituciones y avanzar hacia un futuro más estable y justo para Guatemala.
