En un giro inesperado en la política exterior de Guatemala, el presidente Bernardo Arévalo ha decidido no asistir a la ceremonia de investidura del nuevo presidente de Taiwán, Lai Ching-te, programada para el próximo 20 de mayo. Esta decisión se produce en medio de señales de un posible acercamiento diplomático entre Guatemala y China continental, aumentando las preocupaciones en Taiwán sobre la posibilidad de perder a Guatemala como uno de sus aliados diplomáticos.
Recientemente, el presidente Arévalo y el embajador de Taiwán en Guatemala participaron en la inauguración de un edificio especializado en atención a recién nacidos en el Hospital General San Juan de Dios, proyecto financiado en gran parte por Taiwán. Sin embargo, las declaraciones del ministro de Relaciones Exteriores, Carlos Ramiro Martínez, a Reuters sugieren un cambio potencial en la orientación diplomática de Guatemala. Martínez destacó el interés de Guatemala en “desarrollar alguna relación en torno al comercio” con China continental, mencionando la posibilidad de establecer una “oficina de intereses comerciales”.
Estas declaraciones fueron posteriormente matizadas por el ministro en el Congreso, donde reafirmó que las relaciones con Taiwán continúan de manera normal, intentando suavizar las preocupaciones sobre un cambio drástico en la política exterior.
Esta orientación también se refleja en decisiones recientes, como el voto de Guatemala a favor de Palestina en la ONU, marcando un cambio significativo respecto a las políticas exteriores tradicionales del país. La no participación de Arévalo en la investidura en Taiwán se percibe como una señal de que las relaciones entre Guatemala y Taiwán podrían estar en transición, especialmente considerando las presiones globales y regionales actuales.