Guatemala enfrenta un desafío constante: la persistencia de la delincuencia. En este 2024, el país sigue lidiando con problemas arraigados que afectan a su sociedad y su desarrollo. La delincuencia continúa siendo una de las principales preocupaciones para los guatemaltecos.
Los índices de criminalidad se disparan cada día más. Vemos en las calles personas asesinadas, asaltos, secuestros exprés, extorsiones, etc.
Sin embargo, según el Ministerio de Gobernación, la delincuencia está “controlada”, ya que sus estadísticas así lo indican.
La situación se agrava aún más cuando observamos cómo la delincuencia impacta mayormente a jóvenes sin oportunidades, mujeres y niños indefensos. La inseguridad se convierte en una constante que limita la oportunidad de trabajar de las personas, por miedo a una extorsión o peor aún, a perder la vida. Por ende, nuestra economía se estanca y, asimismo, limita la inversión extranjera, el turismo, entre muchas otras cosas.
¿Pero cuáles son las causas de esta problemática? La respuesta es compleja y multifacética. Factores como la pobreza, la falta de acceso a una educación de calidad, la impunidad y la debilidad institucional contribuyen a alimentar este problema.
Las soluciones no son simples ni tampoco se pueden implementar de la noche a la mañana. Se requiere de voluntad, abrocharse bien el cinturón o armarse de hue… y no doblegarse ante la comunidad internacional, sino más bien responder a las necesidades de los ciudadanos guatemaltecos. Sin necesidad de ir tan lejos, vemos un claro ejemplo en nuestro vecino El Salvador. Un presidente que puso en la balanza las críticas de la comunidad internacional y sus “derechos humanos” versus su gente que estaba muriendo y cansada de que los delincuentes la atormentaran. Hoy, El Salvador es uno de los países más seguros de la región.
Además, mientras el gobierno trata de engañarnos con Tik Toks de “acciones” en contra de la delincuencia, porque más pareciera que son “politokers” y no autoridades.
Es decepcionante ver que no toman acciones reales. Por ejemplo, en el Organismo Legislativo, hace unos meses se trató de declarar terroristas a los mareros; sin embargo, se opusieron y decidieron proteger a los criminales. En conclusión, la delincuencia en Guatemala sigue siendo un obstáculo significativo en el camino hacia el desarrollo y la prosperidad. Sin embargo, con voluntad política y determinación, es posible acabar con este problema que nos aqueja a todos los guatemaltecos. La tarea es ardua, pero los beneficios de una sociedad libre de miedo y violencia valen cada esfuerzo invertido.
