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¿Y a los PMT quién los sanciona?

En las calles de Ciudad de Guatemala, los policías de tránsito tienen la importante tarea de garantizar el orden y la seguridad vial. Sin embargo, es preocupante ver cómo ellos mismos (los agentes) frecuentemente incumplen las normas de tránsito que deben hacer cumplir. Este comportamiento no solo socava la autoridad y la credibilidad de la policía de tránsito, sino que también pone en riesgo la seguridad de los ciudadanos y crea  una cultura de impunidad y desconfianza.

Uno de los ejemplos más notorios de esta problemática es la violación de las señales de tránsito por parte de los propios policías. Es común ver a unidades de PMT estacionadas en lugares prohibidos, línea roja  o  en cruces a menos de 5 metros  sin

ninguna justificación de emergencia. Y aun así, habiendo emergencia, he visto casos de cómo en hospitales las personas se estacionan para bajar a algún paciente y les colocan cepo por estar “mal estacionados”, a pesar de indicarles que es para descender a alguien que va al centro asistencial. Este tipo de conductas envía un mensaje contradictorio a los ciudadanos, quienes son penalizados por las mismas infracciones que los policías cometen impunemente.

En el caso de las unidades motorizadas, son ellos mismos quienes van entre carriles, sin casco, a excesiva velocidad, etc. Este comportamiento no solo pone en peligro a otros conductores y peatones, sino que también contribuye a la percepción de que los policías están por encima de la ley.

Además, la corrupción sigue siendo un problema  dentro del cuerpo de policía de tránsito. Hay numerosos casos  de agentes que aceptan sobornos a cambio de no imponer multas o permitir que los conductores infractores sigan su camino sin consecuencias. Esta práctica no solo es ilegal, sino que también causa  impunidad y corrupción dentro de la institución. La falta de coherencia entre lo que los policías de tránsito predican y lo que practican tiene un impacto negativo en la sociedad guatemalteca. Para que las normas de tránsito sean efectivas, es fundamental que todos, especialmente aquellos encargados de hacer cumplir la ley, se adhieran a ellas. La percepción de que los policías pueden infringir las

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normas sin repercusiones causa molestias entre la ciudadanía y una percepción de abuso de autoridad, ya que si un conductor infringe las normas es multado con altas cantidades monetarias, sin embargo, ¿a ellos quién los multa?

Es importante que se implementen medidas para abordar esta problemática. Como capacitaciones  continuas para el ordenamiento adecuado del tránsito dentro de la ciudad,  y la supervisión estricta de los agentes de tránsito son esenciales para garantizar que cumplan con las normas que deben hacer cumplir. Además, es necesario establecer mecanismos efectivos de rendición de cuentas y sanciones para aquellos policías que violen las normas de tránsito o participen en actos de corrupción.

En conclusión, los policías de tránsito de la Ciudad de Guatemala debe ser ejemplo de respeto a la normativa de tránsito y atención al vecino. Solo así podrá recuperar la confianza de la ciudadanía y contribuir a la creación de un entorno vial más seguro y ordenado. La coherencia entre las acciones y las normas es esencial para construir una sociedad respetuosa de la ley.

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