El presidente Bernardo Arévalo ha nombrado a Daniel Pascual Hernández, líder del Comité de Unidad Campesina (CUC) y conocido promotor de invasiones a tierras, como titular del Consejo Directivo del Fondo de Tierras (Fontierras). Este nombramiento ha generado controversia, ya que Pascual ha sido una figura destacada en las protestas y bloqueos que se llevaron a cabo en octubre de 2023.
Recientemente, el titular del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA), Maynor Estrada, juramentó a los nuevos miembros del Consejo Directivo de Fontierras. Entre los nombramientos, destaca el de Daniel Pascual Hernández como director titular del sector de organizaciones campesinas de Guatemala. Pascual, líder del Comité de Unidad Campesina (CUC), ha sido un defensor activo de los derechos de las comunidades indígenas y un promotor de invasiones a tierras, lo que lo convierte en una figura polémica en la política agraria del país.
El Consejo Directivo de Fontierras quedó conformado con los siguientes miembros:
- Sector organizaciones campesinas de Guatemala: Director titular, Daniel Pascual Hernández; suplente, Neydi Yassmine Juracán Morales.
- Sector organizaciones indígenas de Guatemala: Director titular, Amílcar Geovani Calel Cahuec; suplente, Jacob Omar Jerónimo.
El nombramiento de Pascual se percibe por algunos como un pago de favores políticos, dado su papel en las protestas y bloqueos de octubre de 2023, cuando, junto a su organización, participó en manifestaciones que resultaron en enfrentamientos y actos de violencia. Estas protestas fueron convocadas por el entonces presidente electo, Bernardo Arévalo, en respuesta a la crisis política del momento.
Pascual ha sido una figura controvertida, no solo por su liderazgo en el CUC, sino también por su defensa de las invasiones a tierras, lo que ha generado críticas de diversos sectores, especialmente de aquellos afectados por estas acciones. Su designación como titular de Fontierras, una institución clave en la administración de tierras en Guatemala, ha suscitado preocupación sobre el enfoque que se adoptará en la gestión de tierras y los posibles conflictos que puedan surgir.
