Kylian Mbappé, junto a sus compañeros de selección francesa Aurélien Tchouaméni y Eduardo Camavinga, regresa este miércoles al Estadio Lusail en Doha, un recinto que guarda para ellos recuerdos agridulces. Dos años después de aquella histórica y dramática final del Mundial de 2022, en la que Francia cayó ante Argentina de Lionel Messi, los galos afrontan una nueva oportunidad de brillar, esta vez con la camiseta del Real Madrid, en la final de la Copa Intercontinental.
En aquella noche de diciembre de 2022, el Estadio Lusail fue testigo de una de las finales más emocionantes y épicas de la historia del fútbol, con Mbappé firmando un hat-trick y dejando su huella en el marcador. Sin embargo, a pesar de su impresionante rendimiento, la victoria fue esquiva y el título mundial se fue a manos de los argentinos. Tchouaméni, por su parte, se llevó el dolor de haber fallado un penalti en la tanda decisiva, un error que pesó sobre los hombros del mediocampista francés y que selló la suerte de los suyos.
Ahora, dos años después, los tres jugadores regresan a un escenario cargado de historia y emociones encontradas, con el Real Madrid como protagonista de una nueva final. Esta vez, no se trata de un partido por el campeonato mundial, sino de la Copa Intercontinental, donde el equipo merengue se enfrentará al Pachuca de México. A pesar de que el contexto es distinto, la presión por ganar en un lugar tan significativo está latente.
Para Mbappé, esta final llega con un pequeño contratiempo físico, ya que el delantero francés se encuentra entre algodones, tras haber arrastrado algunas molestias en las últimas semanas. Sin embargo, su presencia en el campo sigue siendo una de las mayores amenazas para el Pachuca, que tendrá que lidiar con el ímpetu de uno de los jugadores más destacados del fútbol mundial.