El Congreso de la República de Guatemala enfrenta una serie de interrupciones en sus sesiones plenarias, con tres suspensiones recientes debido a la falta de quórum. Este fenómeno ha capturado la atención tanto de analistas políticos como de la población general, especialmente después de que se revelara una controvertida reunión entre el presidente Bernardo Arévalo y varios legisladores.
La última sesión plenaria, programada para el 25 de abril, tuvo que ser suspendida poco después de su inicio, ya que solo se contó con la presencia de 50 diputados en el hemiciclo. Este incidente marca la tercera vez en las últimas semanas que el Congreso no logra reunir el quórum necesario para llevar a cabo sus actividades, interrumpiendo un período de sesiones que había comenzado con un ritmo de trabajo relativamente estable.
El primer incidente notable de falta de quórum se produjo durante la elección del representante del Congreso ante la Junta Monetaria, lo cual llevó a un parón legislativo de una semana. El diputado Samuel Pérez fue el candidato principal de la junta directiva y la bancada oficial, pero declinó su participación tras la controversia generada.
La situación se ha complicado aún más tras una reunión secreta entre el presidente Bernardo Arévalo y legisladores de diversos bloques, incluidos dos diputados de la Bancada Vamos. Esta reunión, denunciada por miembros de la oposición, habría incluido supuestas ofertas de hasta 10 millones de quetzales por diputado para apoyar una ampliación presupuestaria de 16 mil millones y respaldar candidatos a magistrados afines al gobierno. Aunque el presidente Arévalo y otros funcionarios han confirmado la reunión, niegan haber hecho tales ofrecimientos.
Esta serie de eventos ha llamado la atención sobre la posible manipulación del Congreso por parte del Ejecutivo, lo que ha contribuido a la interrupción del trabajo legislativo y a la fractura gradual de la alianza oficialista, dejando a la junta directiva del Congreso como uno de los pocos aliados firmes del oficialismo.