En artículos anteriores, hemos explorado las acciones que toman las naciones que se catalogan como Actores Geopolíticos Primarios en contra de sus antagonistas, para obtener ventajas en el juego perpetuo de la geopolítica. Dentro de éstas, hemos identificado la geoeconomía, la cual consiste en el uso de herramientas económicas y financieras para perjudicar a los adversarios. En este campo, la moneda se encuentra siempre en el centro de las estrategias.
Es lógico considerar que, ya que EUA se encuentra en la posición hegemónica mundial, todos sus adversarios que luchan por quitarles ese puesto o al menos compartirlo para lograr una situación de multipolaridad, están constantemente luchando por debilitarlos. También lo es pensar que ya que uno de los pilares principales de la fuerza de dicho país es su fortaleza financiera, que sea justo ese factor al que se apunten las miras geoeconómicas. Por todos estos motivos, se vuelve muy interesante analizar lo que está sucediendo actualmente en el mercado del oro, ya que en diferentes foros de opinión se ha analizado la posibilidad de que el reciente incremento de su valor podría ser debido a que se está utilizando como herramienta para debilitar al dólar.
Al concluir este artículo, el precio del oro supera los $2,435 la onza, con un aumento del 18,2% entre enero y el 11 de agosto de 2024. En el mismo período, el oro ha tenido un mejor desempeño que el S&P 500, el Stoxx 600 europeo y el MSCI Global. De hecho, en los últimos cinco años, el oro ha superado no solo a los mercados bursátiles europeos y globales, sino también al S&P 500, siendo superado únicamente por el Nasdaq. Esto quiere decir que el inversionista que ha colocado recursos en el oro ha tenido mejores resultados que el que lo ha hecho en acciones. Esto ocurre en un período de supuesta recuperación y fuerte expansión de los mercados bursátiles.
Por un lado, el mercado accionario global está descontando de sus resultados la continuidad de las políticas de ampliación de la masa monetaria de los bancos centrales, es decir sus precios se ven directamente afectados por dichas políticas. En el caso particular de EUA, para mejor ejemplificar esta aseveración, en los últimos dos meses, la Reserva Federal aumentó en un 0.48% la disponibilidad total de efectivo, rompiendo el récord de aumentos de los últimos 18 meses, incluso considerando que dicho país incrementó la liquidez durante el período de la pandemia y los años posteriores, como nunca en su historia (de 2020 a la fecha ha aumentado 24% la disponibilidad monetaria total, equivalente a $4.6 Billones adicionales). Esto también refleja una alta monetización de su deuda, dados los insostenibles déficits en Estados Unidos, ya que una de las maneras en las que crea moneda es partiendo del endeudamiento. Es decir, el mercado asume que la Reserva Federal no podrá mantener la reducción de sus balances ante el aumento de la deuda y el gasto público en su economía. Como resultado, el oro protege a muchos inversores de la erosión del poder adquisitivo de la moneda, es decir la inflación, sin tener la volatilidad de otras herramientas como el Bitcoin.
Si el mercado descuenta una mayor expansión monetaria para cubrir el déficit acumulado, es normal que el inversor busque protección con el oro, que tiene siglos de historia como alternativa al dinero fiduciario (FIAT) y ofrece una cobertura de baja volatilidad contra la devaluación de la moneda.
Otro factor importante en el incremento del precio de este metal precioso es su compra por parte de los bancos centrales para fortalecer sus estados financieros. El famoso financista JP Morgan acuñó la frase “el oro es dinero y todo lo demás es crédito” y muchos bancos centrales se lo han tomado en serio, procediendo a comprar oro para fortalecer su solidez y así vender mejor los bonos del tesoro de sus respectivos países. Esto permite a los bancos centrales intentar estabilizar sus monedas con esta percepción de solidez en sus balances.
Todos los bancos centrales del primer mundo incluyen en su base de activos, bonos del tesoro de otros países, con mayor énfasis en aquellos emitidos por EUA, los que sirven como instrumentos monetarios de reserva global. Cuando leemos que un banco central compra o vende dólares o euros, en gran medida no está realizando transacciones con moneda física sino con bonos gubernamentales. Por lo tanto, como el precio de mercado de los bonos gubernamentales ha caído en promedio un 7% entre 2019 y 2024, muchos de estos bancos centrales enfrentan pérdidas latentes por la caída en el valor de sus activos. Y para muchos de ellos, la mejor manera de fortalecer sus balances, diversificando y reduciendo la exposición a las monedas fiduciarias es mediante la compra de oro.
El aumento de las compras de oro por parte de los bancos centrales es un factor esencial que justifica el reciente aumento de la demanda del metal. El único gobierno que no compra oro para tal propósito, como sería lógico suponer, es el de EUA. Esto debido a que, como se indicó previamente, esta estrategia logra la desdolarización o la reducción de la dependencia en el dólar, siendo esto lo opuesto a lo que EUA desea. Los otros bancos centrales, especialmente en China e India, están tratando de reducir su dependencia del dólar o el euro para diversificar sus reservas. Sin embargo, esto no significa una completa desdolarización, lejos de ello.
Según el World Gold Council, los bancos centrales han acelerado sus compras de oro a más de 1.000 toneladas anuales en 2022 y 2023. Esto significa que las autoridades monetarias representan casi una cuarta parte de la demanda anual de oro durante un período en el que la oferta y la producción no han crecido significativamente. La relación entre producción y demanda se sitúa en 0,9 en junio de 2024, según Morgan Stanley.
Las reservas oficiales de oro globales aumentaron en 290 toneladas netas en el primer trimestre de 2024, el nivel más alto desde 2000, según el World Gold Council, un 69% más que el promedio trimestral de cinco años (171 toneladas métricas).
El Banco Popular de China y el Banco Central de India son los mayores compradores, ya que buscan equilibrar sus reservas, agregando más oro para reducir la exposición a pérdidas de los valores gubernamentales. Según Metals Focus, Refinitiv GFMS y el World Gold Council, China ha estado aumentando sus compras de oro durante diecisiete meses, y desde 2022 ha disparado sus reservas en un 16%, coincidiendo con el aumento de la polarización global y las guerras comerciales.
Eso no significa una desdolarización completa, ya que el Banco Popular de China tiene solamente el 4,6% de sus reservas totales en oro. Para este banco, los bonos del Tesoro de Estados Unidos son el activo más importante, representando más del 50% de sus activos. Sin embargo, su objetivo es elevar las reservas de oro al menos al 14%, según medios locales. Por lo tanto, implicaría una importante compra anual de oro durante los siguientes años.
El banco central de India aumentó sus reservas de oro en 19 toneladas métricas durante el primer trimestre. Otros bancos centrales que están diversificando y comprando más oro que nunca son el Banco Nacional de Kazajstán, la Autoridad Monetaria de Singapur, el Banco Central de Qatar, el Banco Central de Turquía y el Banco Central de Omán, según las fuentes citadas anteriormente. También durante este período, tanto el Banco Nacional Checo como el Banco Nacional de Polonia aumentaron sus reservas de oro en Europa, alcanzando el nivel más alto desde 2021. En estos casos, el objetivo es equilibrar la exposición en la base de activos con más oro y menos bonos de la zona euro, a pesar de ser ellos mismos europeos.
En conclusión, se puede decir que el objetivo de esta tendencia alcista del oro no es la desdolarización sino la protección contra las políticas de los bancos centrales mediante el aumento del peso de un activo que no fluctúa con el precio de los bonos gubernamentales. No se trata de desdolarización, sino de equilibrar el balance de la volatilidad creada por sus propias políticas expansivas de masa monetaria. De hecho, se podría decir que los bancos centrales del mundo anticipan la erosión generalizada del poder adquisitivo de las monedas de reserva debido a la saturación de las políticas fiscales y monetarias, y por esa razón necesitan más oro.
Después de años de pensar que el dinero se puede imprimir sin límites y sin crear inflación, las autoridades monetarias están tratando de volver a la lógica y tener más oro en sus balances. Al mismo tiempo, muchos esperaban que la guerra comercial entre China y Estados Unidos y la polarización global se revirtieran en los años de Biden, y ha ocurrido lo contrario, se ha acelerado. Ahora, las pérdidas latentes en la cartera de activos de bonos soberanos están llevando a todos estos bancos centrales a comprar más oro e intentar protegerse de nuevos estallidos de presiones inflacionarias.
En una era de alta correlación entre activos y destrucción perpetua del valor monetario, el oro sirve como una adición de baja volatilidad y fuerte rendimiento a largo plazo.