Un reciente descubrimiento saca a la luz la vida de excesos y comodidades que llevan los miembros de la pandilla M13 recluidos en el Preventivo El Boquerón, en Cuilapa, Santa Rosa. Esta situación expone graves fallos y corrupción dentro del Sistema Penitenciario, supervisado por el Ministerio de Gobernación, en medio de crecientes índices de criminalidad en el país.
El Preventivo El Boquerón, lejos de ser un centro de rehabilitación y penitencia, parece más un complejo de lujo para ciertos internos. Videos filtrados desde dentro de la prisión muestran dormitorios equipados con aire acondicionado, baños privados, avanzados sistemas de entretenimiento con televisiones y equipos de sonido, además de cocinas completas que no desentonarían en un hogar de clase alta. Incluso, las instalaciones deportivas incluyen una cancha sintética para el esparcimiento de los reclusos.
Estas revelaciones han provocado indignación pública, especialmente al considerar que muchos de estos lujos son financiados indirectamente por actividades delictivas como las extorsiones, las cuales son orquestadas desde las mismas cárceles. La situación apunta a una profunda corrupción dentro del Sistema Penitenciario junto al Ministerio de Gobernación y plantea serias dudas sobre la eficacia y prioridades del Ministro de Gobernación, Francisco Jiménez, cuya gestión ha sido cuestionada por no abordar estos problemas con la urgencia y seriedad que merecen.
La existencia de estos “paraísos carcelarios” no solo socava la justicia y el proceso de rehabilitación, sino que también refuerza la percepción de impunidad y el poder que ciertas pandillas y criminales mantienen incluso tras las rejas. Esto, a su vez, alimenta los ciclos de violencia y delincuencia que afectan a la sociedad guatemalteca.