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Guatemala soberana entre el mundo del G7 y los BRICS

El mundo multipolar que está en gestación presenta al menos dos grandes conglomerados: el G7 y los BRICS. El primero liderado por Estados Unidos y acompañado por Canadá, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y Japón, el segundo liderado por China e integrado inicialmente con Brasil, Rusia, India y Sudáfrica, ahora agregados desde enero de 2024, Etiopía, Egipto, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos e Irán.

La magnitud de su presencia en el escenario mundial será dimensionada a continuación con datos obtenidos del Fondo Monetario Internacional FMI al mes de abril de 2024, de cuya base de datos se preparó una serie de siete años que van de 2017 a 2023, de tal manera que se puedan apreciar tendencias.  Y se plantea ese escenario porque tanto uno como el otro están activamente ejerciendo su liderazgo en sus esferas de influencia y pretendiendo conquistar o reafirmar simpatías a su alrededor.

En 2017 la producción mundial fue de US$81,256.00 trillones (billions en inglés), siendo que el G7 produjo el 45.7%, los BRICS el 23.3% y el resto del mundo 31.0%. Para 2023 la producción mundial fue de US$104,791.08 trillones, el G7 produjo el 44.7%, los BRICS el 24.6% y el resto del mundo 30.7%.  Los BRICS aumentaron al 27.0% si se incluye a los nuevos cinco países miembros.

Una medida que permite agregar criterios de poder adquisitivo de las monedas (y otras variables) de cada uno de los países, según cálculos del FMI para 2017 la producción mundial medido en valores PPP fue de US$122,699.07 trillones, de los cuales el G7 produjo 32.3%, los BRICS el 34.6% y el resto del mundo 33.1%. Para 2023 la producción mundial fue de US$175,783.91 trillones, el G7 produjo el 30.0%, los BRICS el 32.2% (que sube al 36.2% si se agregan los cinco nuevos países miembros) y el resto del mundo 37.8%.

La tendencia que se observa en este periodo de siete años para los países del G7 es que medida la producción en US Dólares, crecieron en promedio 3.9% anual, donde la economía que creció más fue Estados Unidos con 5.7% y la que creció menos fue Japón con -2.6%. Por el lado de los BRICS, estos crecieron 5.2%, siendo China la que creció más con 6.3% y la que creció menos fue Brasil con 0.9%.

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Lo interesante de ese comportamiento en términos de producción medida en poder adquisitivo, los datos observados nos muestran que para los países del G7 estos crecieron en promedio 4.9% anual, mientras que los países del BRICS crecieron 7.8%, siendo que la economía que más creció para los primeros fue Estados Unidos con 5.7% y para los segundos China con 8.8% en promedio anual para los últimos siete años.

Esto último se complementa respecto a las proporciones, pues en 2023 en paridad de poder adquisitivo o de compra, el grupo de países del G7 representaban el 30.0%, mientras que los BRICS incluyendo los cinco países recién incorporados ascendieron a 36.2% de la producción mundial.

Uno se pudiera preguntar, porqué hablar en Guatemala de esos asuntos? si sólo representamos en el 2023, el 0,10% del PIB mundial medido en US Dólares.  Eso si, representamos el 63.9% de la economía más pequeña de uno de esos bloques.  Es decir, podemos representar interés en el concierto de las naciones, pero no sólo por participar, sino porque esta economía es la reproducción de la vida de 19 millones de guatemaltecos.

He aquí la reflexión sobre todos estos datos. Y nosotros qué? Pues si, por un lado, porque es el escenario geoeconómico mundial, como parte de esa economía mundial de la cual demandamos y ofrecemos bienes y servicios, lo cual determina el bienestar o deterioro de nuestra economía, es menester ocuparse de ello.  Incorporando el enfoque político, se podría decir que el poder siempre está determinado por un poder superior y este escenario geopolítico crea condiciones para el crecimiento del bienestar o deterioro de las condiciones de los guatemaltecos.

En este artículo cuando se habla de los guatemaltecos, o de Guatemala, se está haciendo referencia al conglomerado que tiene intervención para que las cosas se dirijan o cambien.  En una economía mixta, donde el mercado genera las condiciones intrínsecas de su crecimiento, donde la robustez de los mercados está determinada por las fuerzas de la oferta y la demanda, los agentes económicos están preocupados por incrementar sus ganancias; hablar de nacionalismo desde ese ángulo es defender sus propios intereses de ventas, difícilmente de un nacionalismo que implique preocupación por los menos favorecidos del sistema económico. En todo caso, de un nacionalismo que implique mejoramiento de las bases de la economía que generen mayor competitividad de los mercados para generar mayores ganancias.

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Aquí es donde interviene la segunda parte de esa economía mixta, el Estado, el conglomerado político partidista (que es la solución democrática que más se aplaude), al que llamamos político de profesión, al Secretario General de un partido político, al Diputado, a los Magistrados de CSJ y CC, al Presidente del Organismo Ejecutivo, a los Ministros, a los Secretarios de Estado, a los Presidentes de las Entidades Descentralizadas y Autónomas, a los Alcaldes, a los Presidentes de las Mancomunidades de Municipios.

Ante un escenario mundial como se presentó anteriormente, no es cuestión de tomar partido, ya que el poder atrae per se, el asunto es que mientras llega el momento, mientras el mundo multipolar atrae fuerzas, el conglomerado político está llamado a tomar decisiones pragmáticas, a pensar en la robustez de la estructura económica guatemalteca, a incorporar iniciativas factibles, consolidar proyectos y financiar intervenciones del Estado para consolidar la soberanía energética, la soberanía alimentaria y el desarrollo tecnológico soberano.

Por eso, respecto a la soberanía energética, se tomará a Ángel Marcos (2023), quien considera que la soberanía energética “está relacionada con la capacidad de una nación para tomar decisiones sobre su abastecimiento, incluyendo conceptos de propiedad, seguridad, tecnología, combustibles e impacto en el medioambiente, e implica tener control sobre la producción, distribución y consumo de energía. En definitiva, se trata de tener autonomía y control sobre la energía que se utiliza en un país o región, para garantizar el bienestar y el desarrollo sostenible de su sociedad”; o sea, debería considerarse la creación, mantenimiento y expansión de la infraestructura para la producción y distribución de energía propia de alto voltaje para facilitar la producción de bienes y servicios no sólo a nivel de los grandes centros de producción, sino diversificar la utilización del potencial que disponen los municipios de Guatemala, entre otros proyectos.

Considerando a Gustavo Gordillo y Obed Méndez quienes escribiendo para la FAO (2013), propusieron que soberanía alimentaria se sustenta en seis pilares: 1) Centrarse en alimentos para los pueblos, 2) Poner valor a los proveedores de alimentos, 3) Localización cercana de los sistemas alimentarios, 4) Sitúa el control de la producción de alimentos a nivel local, 5) Promueve el conocimiento y las habilidades de los productores y productos locales, 6) Ser compatibles con los ecosistemas de la naturaleza.

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Es notoria la condición de que la parte más sacrificada en la pobreza es la alimentación, la salud de los guatemaltecos; por ello, crear las condiciones para una mayor oferta de alimentos, tanto agrícolas como industrializados.  Sistemas de riego, incorporación de nutrientes ecológicos a la producción agrícola, cuando se determine rentabilidad de micro y pequeñas empresas agrícolas, implementar la diversificación de productos para la exportación no sólo frescos, sino también con procesos de industrialización incorporados, infraestructura vial para el traslado internos de los bienes y prestación de servicios, infraestructura ferroviaria para mejorar el traslado de productos de los centros de producción a los grandes centros de consumo y líneas ferroviarias conectadas a los países colindantes para aumentar la exportación de los mismos, entre otros, de tal manera que se robustezca la relación comercial con los países vecinos

Desarrollo  tecnológico soberano, por cuanto en un mundo interconectado, la utilización de la tecnología importada implica una supeditación a esos vaivenes, por lo que los centros nacionales de investigación especializados, universitarios y tecnológicos deben recibir el financiamiento para la aplicación de la tecnología importada en diversos ámbitos de la vida económica y social de los guatemaltecos, así también para la creación de tecnología propia. Debería ir dirigida a la generación de constructores del futuro, al incremento de ingenieros en general, ingenieros informáticos y creación de productos y servicios tecnológicos que se pueden consumir dentro del país, como también para ser consumidos en otros países del mundo. Una política más expansiva de la economía naranja.

Entonces clase política guatemalteca, hay un entorno geoeconómico y geopolítico en el que nos encontramos, que bajo esa excusa de diferendos, no impide que en Guatemala se emprendan acciones el día de hoy para fortalecer la posición nacional en ese concierto de naciones. Los agentes económicos no son el enemigo. En una economía mixta, son ambos quienes deben hacer su propio papel para encausarse en el logro del desarrollo nacional.  Los agentes económicos harán su papel, pero es la clase política la llamada a dirigir todo ese esfuerzo de unificación de intereses.  Olvídense de pequeñeces como distribuir presupuesto de gastos en un Departamento u otro, sin una orientación de Estado.

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