Un buen amigo dice que no hay sorpresas, solo sorprendidos, y creo que tiene mucha razón.
Según fuentes con conocimientos del tema, desde finales de 2022, el precio en tránsito de la cocaína procedente de Colombia en Guatemala se ha visto reducido hasta en un 65%. Es decir, si dicho estupefaciente costaba X a su paso por el país previamente a esas fechas, a partir de ese momento comenzó a costar el 35% de X.
“¿Y eso qué nos puede importar a nosotros, los ciudadanos decentes y trabajadores de este país? se podrá preguntar el apreciable lector. La respuesta, por más sorprendente que pueda sonar, es que bastante. En este artículo, intentaré explicarles cuales son algunas de las interrelaciones ocultas que existen en la economía con este sombrío tema.
A pesar de que el siguiente hecho que voy a relatarles no es relevante para el objetivo anteriormente expuesto, es interesante notar que existe una posible correlación entre el hecho de la caída de los precios con un cambio político en el principal país productor de este narcótico en América del Sur. Y la razón de esta correlación es que hasta productos ilícitos como del que trata este artículo se sujetan a las leyes inmutables de la oferta y la demanda. Es decir, si se mantiene la demanda constante, a mayor oferta menor precio. Así que, si los precios se desplomaron en dos terceras partes, quiere decir que la oferta se incrementó de manera significativa y que los órganos de estado mandados a controlar esta ola de oferta en ese país no pudieron contenerla.
Dejando eso a un lado, veamos qué es lo que esta reducción de precios representa para Guatemala. Para ello, debemos comprender primero que, según los organismos internacionales encargados de monitorear este flagelo, Guatemala no es un país productor de drogas, al menos desde un punto de vista de peso relativo comparado con países como Afganistán (heroína), Marruecos (hachís), Colombia, Perú y Bolivia (cocaína), China (fentanilo) o México (marihuana). Guatemala es un país netamente prestador de servicios de logística para la gran mayoría de esos narcóticos. De todos ellos, la cocaína es la que se lleva más del 80% del volumen total de tránsito.
Esto quiere decir que, en el país, se prestan los servicios de recepción aérea, marítima y terrestre, almacenaje, tránsito y despacho de este narcótico. Así también es un centro de procesamiento de dinero de los criminales, el cual les servirá para cubrir los gastos de operación de sus organizaciones locales, así como para realizar los pagos a personajes con la capacidad de protegerlos de la persecución legal. Incluso, por la porosidad de los sistemas de control financiero en el país, Guatemala se ha convertido en un centro internacional de lavado de activos de las bandas internacionales. Sí efectivamente, aunque para cualquier persona normal resulta difícil depositar un billete de $20 en una agencia bancaria sin que éste pase por un escrutinio casi científico, las bandas internacionales hacen uso de los bancos a su sabor y antojo.
Estos servicios conllevan, claro está, la generación de corrupción dentro de las entidades encargadas de perseguir y limitar tanto a los cargamentos que son procesados y a los fondos que son blanqueados, como a las personas que prestan los servicios ya indicados. Las organizaciones criminales compran la protección de personas corruptas dentro de la policía, las aduanas, las autoridades regulatorias bancarias y otra multitud de instituciones que les puedan ser de utilidad a los operadores criminales.
Ahora bien, y aquí amerita recordar nuevamente el fenómeno de la caída de precios que estamos analizando, todos estos gastos extra, fuera del proceso directo de la logística, como los pagos de corrupción y demás, encarecen los costos operativos de estas organizaciones criminales más allá de lo que éstas deben gastar directamente para trasladar las drogas a través del país. Cuando los precios de venta son altos, estos gastos no resultan problemáticos para ellos. Sin embargo, cuando los precios se han desplomado en dos terceras partes, pues ya si lo resultan.
Veamos casos concretos. Uno de los medios de transporte más costosos utilizados por los traficantes son los aviones. Éstos tienen que pagar los costos de la corrupción en la salida desde su origen, sea cual este sea. Tienen que absorber los costos de los pilotos, que no cobran lo que cobrarían por un viaje turístico. Pagan por el uso de las pistas de aterrizaje disponibles en diversas partes del país y, para colmo, en cada viaje pierden el avión, ya que se ven obligados a destruirlos.
Desde la caída de los precios a finales de 2022, se han reducido en un 85% los vuelos ilegales, según cifras manejadas por organizaciones de monitoreo. Y los vuelos pequeños, de aviones de un motor o bimotores pequeños de hélice, se han reducido en un 95%.
Con esto dicho, ahora veamos los efectos inesperados. Debido a que una gran cantidad de aterrizajes se realizaban en la zona de Alta Verapaz, en el área había una gran disponibilidad de fondos, que originalmente eran obtenidos por los derechos de peaje de las pistas. Estos fondos, al distribuirse dentro de la economía local, llegaban a manos de los intermediarios/compradores de los productos agrícolas producidos en la zona, quienes pagaban en efectivo a los agricultores por sus productos. Al desaparecer la disponibilidad de esta liquidez, se fracturó la cadena de abastecimiento de productos como el cardamomo, y los precios de estos productos en el campo se desplomaron.
Otro resultado que se está observando de este cambio en esta estructura de precios es que las organizaciones transnacionales de traficantes están evaluando otras rutas menos costosas para llevar sus productos desde América del Sur hasta EUA. Ellos se han dado cuenta que, lo que antes era una ruta lenta y cara pero segura, la del trasiego a través de Centro América, pasando por México hasta llegar a EUA, ahora con los precios tan bajos ya no les es tan rentable. Los altos costos de la corrupción a lo largo del trayecto, aunado a los costos que les representan tantos puntos posibles de falla, donde les pueden incautar grandes alijos de drogas, ya no les permiten alcanzar su rentabilidad a precios tan bajos.
Es por ello por lo que están abriendo nuevas rutas a través del Mar Caribe, llegando a Haití, para de allí salir hacia la costa este de los EUA. De ahí se puede suponer por qué la situación política y social de ese país se ha hecho tan incontrolable.
Y de ahí también se puede concluir otro efecto significativo para Guatemala. Al reducirse de forma significativa la ruta a través de Guatemala, por donde antes pasaba hasta el 80% del tráfico de cocaína que ingresaba a EUA, no solo va a significar menos dinero en los bolsillos de los corruptos, sino que también va a significar menos dinero disponible para los lavadores de activos.
Detengámonos aquí un momento. Todos sospechamos que muchas de las grandes inversiones inmobiliarias del país provienen de fondos blanqueados del narcotráfico. ¿Pero cómo lo hacen? Simplificando al máximo el proceso, se podría describir de la siguiente manera: 1. Se pagan los costos de adquisición de terrenos y de construcción de edificios en efectivo (o la mayor parte posible de estos costos). 2. Al estar los edificios construidos, se venden al público y se recupera el dinero limpio o, si no se pueden vender por exceso de oferta inmobiliaria 3. Se alquilan los apartamentos y las oficinas vacías a entidades y personas fantasmas y se reportan los ingresos al fisco como rentas reales, continuando con el lavado de dinero de esa forma. Así de simple!
Pero, ¿qué pasa cuando ya no hay dinero que lavar, porque la ruta del narcotráfico se desvió a otra región geográfica alejada de Guatemala? Veamos una posible cadena de eventos: 1. Ya no se comprarían terrenos a precios elevados, porque las personas y empresas que los quieren comprar no lo están haciendo con otro propósito más que para llevar a cabo un plan de negocios legítimo. Resultado: explota la burbuja de precios de las tierras y los precios caen. 2. Ya no se construyen edificios a través de empresas ineficientes cuyo principal valor es el hecho que podían recibir pagos en efectivo y no porque fuesen constructores eficientes. Resultado: se reduce la disponibilidad de trabajo para el personal de la construcción y aumenta el desempleo en ese sector. 3. Debido a que ya los alquileres no se sostienen artificialmente a precios elevados, los precios de las rentas bajan. Resultado: explota la burbuja inmobiliaria de los alquileres, experimentando el mercado una corrección significativa de precios en los alquileres residenciales y de oficinas.
A pesar de que los efectos e impactos en la economía son muy diversos, solamente agregaré un elemento más al análisis. La pregunta es: ¿Qué harán todas esas personas involucradas en esta parte de la cadena de abastecimiento cuando se encuentren desempleadas? Mi teoría es que van a intentar desarrollar sus propias rutas de tránsito, intentando organizarse para llevar a cabo todo el proceso desde la compra hasta la venta de las drogas. Y el resultado que supongo que va a suceder es que se van a encontrar en posiciones antagónicas con sus antiguos jefes, lo que podría derivar en violencia correctiva, en la que los locales llevarían las de perder.