Desde el inicio del período legislativo el 14 de enero, el Congreso de la República de Guatemala ha enfrentado un escenario de poder cuestionado, donde el presidente del organismo, Nery Ramos, ha sido señalado por su aparente alineación con los intereses de la bancada oficialista y del diputado independiente Samuel Pérez. La situación plantea serias dudas sobre la independencia del legislativo frente al Ejecutivo, especialmente ante la evidente influencia que las decisiones de la bancada del suspendido Movimiento Semilla tienen en la agenda parlamentaria.
El conflicto inició cuando Samuel Pérez fue brevemente electo presidente del Congreso gracias a una alianza entre la bancada oficialista y grupos de oposición. Sin embargo, su presidencia duró pocos días debido a la suspensión de Movimiento Semilla, que obligó a todos sus diputados a asumir como independientes. Este cambio derivó en una resolución de la Corte de Constitucionalidad (CC), que ordenó una nueva elección de junta directiva. En esta, Nery Ramos fue electo presidente del Congreso, relegando a Samuel Pérez a su rol como diputado independiente, con restricciones legales para presidir comisiones o representar al Congreso en órganos externos.
A pesar de ello, las acciones de Ramos como presidente del Congreso han demostrado una constante afinidad con los intereses de la bancada oficialista. Priorización de la agenda oficialista:
- Manejo parcial de las plenarias: Durante las sesiones del pleno, Ramos ha sido señalado por modificar los tiempos de votación para beneficiar mociones oficialistas, mientras dilata aquellas propuestas por la oposición.
- Presentación de iniciativas oficialistas: Ramos y otros miembros de la junta directiva han sido acusados de presentar iniciativas de ley propuestas por el oficialismo como propias, garantizando su aprobación rápida.
- Negociaciones directas con Samuel Pérez: Durante la aprobación del Presupuesto General de 2025, Pérez fue visto dando instrucciones a Ramos desde su puesto junto al presidente, mientras se negociaban acuerdos para asegurar los votos necesarios.
La influencia de Samuel Pérez:
Aunque ya no ostenta un puesto formal de liderazgo, Pérez ha mantenido una presencia significativa en las decisiones legislativas. Sus intentos por obtener relevancia política se reflejaron en la elección del representante del Congreso ante la Junta Monetaria, donde la directiva intentó sin éxito garantizar su elección. Además, su cercanía con Ramos durante sesiones clave ha generado dudas sobre quién realmente controla la dirección del Congreso.
Conducta confrontativa y alineación con el Ejecutivo:
Ramos ha adoptado un discurso cada vez más confrontativo con los diputados opositores que rechazan negociar con el oficialismo y los independientes. Esto ha coincidido con su aparente alineación con los intereses del presidente Bernardo Arévalo, lo que alimenta la percepción de una subordinación del Congreso al Ejecutivo.
Reacciones y consecuencias:
La creciente influencia del oficialismo y de Samuel Pérez sobre Ramos ha provocado críticas de sectores que exigen una mayor independencia del Congreso. Los constantes recordatorios de la CC sobre las restricciones legales para diputados independientes y los cuestionamientos sobre el manejo parcial de la agenda legislativa subrayan la falta de equilibrio institucional.
El papel de Nery Ramos como presidente del Congreso ha quedado en entredicho debido a su alineación con los intereses de la bancada oficialista y de Samuel Pérez. Las acciones descritas generan dudas sobre quién realmente ejerce el control en el legislativo, debilitando la confianza en la independencia de este organismo. Ante esta situación, la transparencia y el respeto a la separación de poderes serán claves para garantizar un equilibrio democrático en Guatemala.