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LOS TRAJES DEL EMPERADOR

Hace muchos años, mi papá me repetía incesantemente que el amor a la lectura era clave para abrir la mente. En buena hora le hice caso, y así fue como conocí a Christian Andersen, y me hizo volar mi imaginación por esos bellos parajes de Nunca Jamás… Fue así como devoré el cuento llamado LOS TRAJES DEL EMPERADOR o también llamado EL REY DESNUDO. Es probable que por este lares y fechas actuales podría llamarse dicho cuento LOS TRAJES DEL PRESIDENTE.

Erase un rey que muy “fashonista” que le gustaba vestirse con vestidos de finos linos, terciopelo, y adornados con piedras preciosas, aunque a veces usaba calcetines de rayitas, y era la sensación en fiestas de Palacio y conferencias con sus súbditos.  Es decir que sus vestidos y joyas era lo mas importante, y que iban con su vanidad tomados de la mano.

Algunos amables lectores,  en este momento han de estar pensando que me refiero a algún rey en particular, pero no es así, ya que reyezuelos abundan en todos los países, y no tiene dedicatoria en especial, a menos que usted le quiera poner nombre, apellido y nacionalidad.

Los días transcurrían en Palacio, el emperador rodeado de sus bufones, generales, príncipes, adivinos y hechiceros, sin faltar claro esta los lambones. Hasta que un día el rey aburrido de los lujos y viajes, se presentaron a Palacio 2 personajes llamados Luigi y Guido que le dijeron que eran sastres angelicales y poseedores de una tela que solo la gente inteligente podía apreciar o admirar, y en el acto se le mostraron, el rey no miraba nada, pero con tal de no parecer tonto, exclamaba maravillas de esa tela que le iba a servir para sus trajes.

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Muchas veces los reyes o aprendices de reyes, con tanta adulación pierden la realidad y se creen seres únicos y especiales. El poder político o económico genera 2 consecuencias en los reyes, que son el aumento de la hormona de la felicidad o dopamina, y también se les confunde el discernimiento. Por eso el rey creyó ver hermosos vestidos, al igual que sus ministros que no querían parecer ignorantes y que para varias se derretían en elogios.

Llego el día de la fiesta y el rey iba a estrenar sus trajes en el desfile. Empezando el desfile, ¡¡¡el primero que se dio cuenta fue un niño que gritó EL REY VA DESNUDO!!!, y el rey al instante se dio cuenta que el niño no podía estar mintiendo ni ser incompetente por su edad, e inmediatamente se regresó a Palacio todo avergonzado. Y los estafadores como cosa normal se van huyendo cuando revientan los problemas, aún hoy en día los siguen buscando.  

¿Cuál es la moraleja o enseñanza para el PIÉNSELO de los amables lectores? Podría ser: ¿Usar ZAPATOS DE PLOMO, no hacerles caso a los aduladores o escuchar al pueblo? ¿Y Ud., cual piensa?

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