En los últimos años, hemos visto cómo la derecha política ha ganado terreno en varias partes del mundo, impulsada por una mezcla de descontento popular, nacionalismo, y una crítica cada vez más fuerte hacia las élites tradicionales. Este fenómeno, que parecía estar perdiendo fuerza en la primera década del siglo XXI, ha encontrado nuevos aliados en líderes carismáticos y movimientos que apelan al sentido de identidad y soberanía nacional. Pero, ¿Qué factores están impulsando este resurgimiento y qué podemos esperar en el futuro?
Europa: el avance del nacionalismo
El continente europeo ha sido testigo de la consolidación de varios movimientos de derecha que, aunque varían en su retórica, comparten temas comunes. En Italia, la elección de Giorgia Meloni como primera ministra en 2022 marcó un punto de inflexión. Su partido, Hermanos de Italia, ha sabido capitalizar el temor a la inmigración y el desencanto con la Unión Europea, apelando a una visión de soberanía nacional que resuena profundamente con el electorado.
Hungría y Polonia, con Viktor Orbán y el partido Ley y Justicia respectivamente, han llevado esta tendencia aún más lejos, promoviendo políticas fuertemente conservadoras y marcadamente euroescépticas. Orbán, en particular, ha hecho de su gobierno un bastión del conservadurismo cultural, mientras que en Polonia, el rechazo a la influencia de Bruselas sigue siendo un tema central. Este nuevo conservadurismo se alimenta del temor a la erosión de la identidad nacional en un mundo cada vez más globalizado .
América Latina: el giro libertario y conservador
En América Latina, la victoria de Javier Milei en Argentina es un ejemplo de cómo el descontento con las crisis económicas puede canalizarse en apoyo a figuras que prometen una ruptura total con el sistema político tradicional. Milei, un libertario radical, ha prometido desmantelar las estructuras del Estado en un intento por revitalizar la economía. En Brasil, aunque Jair Bolsonaro perdió la reelección en 2022, su impacto en la política brasileña y su base de apoyo siguen siendo significativos. Estos líderes, más allá de sus diferencias ideológicas, se benefician de un electorado cansado de las promesas incumplidas de la izquierda .
Estados Unidos: Trump y el populismo
El impacto de Donald Trump en la política estadounidense no puede subestimarse. Su enfoque populista y nacionalista, que rechaza abiertamente la inmigración y las políticas globalistas, ha redefinido el Partido Republicano. Aunque su presidencia terminó en 2020, el “Trumpismo” sigue siendo una fuerza dominante. Su capacidad para conectarse con una parte significativa del electorado, especialmente en zonas rurales y en estados industriales del Rust Belt, ha consolidado un nuevo tipo de conservadurismo populista que resiste tanto a la élite política tradicional como a los movimientos progresistas .
Asia y África: nacionalismo y conservadurismo
En India, el primer ministro Narendra Modi ha combinado un conservadurismo cultural hindú con una política económica liberal. El BJP (Bharatiya Janata Party) de Modi ha promovido la idea de una India fuerte, unida y soberana, y ha logrado capitalizar el creciente nacionalismo hindú, atrayendo tanto a clases medias urbanas como a zonas rurales empobrecidas.
En Israel, el regreso de Benjamin Netanyahu al poder en 2022 es otro ejemplo del poder de la derecha. Netanyahu ha continuado una línea dura en política exterior, especialmente en relación con la cuestión palestina, y ha consolidado el apoyo de sectores conservadores religiosos y nacionalistas .
El resurgimiento de la derecha en todo el mundo refleja un desencanto profundo con la política tradicional y un temor a la globalización y sus efectos. La inmigración, el cambio climático, la crisis económica y el desencanto con las instituciones internacionales están sirviendo de combustible para estos movimientos. Si bien la derecha ha encontrado éxito en muchas partes, también enfrenta desafíos. Los cambios demográficos y el aumento de los movimientos progresistas sugieren que este resurgimiento no es inevitable ni permanente.
Lo que queda claro es que la política global se está redefiniendo. Los movimientos de derecha han demostrado ser adaptables y eficaces al captar el sentimiento de frustración popular. La gran pregunta es: ¿Pueden estos movimientos mantener el poder a largo plazo, o serán superados por la próxima ola de cambios sociales y políticos? El futuro de la política mundial sigue siendo incierto, pero lo que es seguro es que estamos viendo el inicio de una nueva era.
